Llamadme Remy. Hace unos años –no hace falta precisar cuantos-, tenía poco dinero, o nada, en el bolsillo, y no había nada particular que me interesara en el mundo de la normalidad y la honradez, por lo que empecé a matar gente. Por encargo. Y me convertí en sicario. En asesino a sueldo.
Ahora, sin embargo, me he convertido en asesino a salario. Porque acabo de alcanzar un acuerdo con el famoso Clan de los Sicilianos. La Famiglia, o sea. Un acuerdo muy provechoso para ambas partes. Y es que en esto de los negocios hay que ser profesional. Muy profesional.
El Clan me ofrece una estructura sólida y bien organizada, descentralizada, tal y como son las empresas del siglo XXI. Porque, no se llamen a engaño, esto es un negocio. Y en el mundo globalizado, la muerte por encargo cotiza alto. Cada vez más.
Hasta ahora he sido autónomo. Pero siempre he querido pertenecer a una estructura estable. Mientras me permitan mantener mi independencia e individualidad, obviamente.
Explicar mi profesión es complicado. Lo reconozco. No es fácil que nadie empatice con un asesino a sueldo. Ahora, a salario. Y menos desde que esos hermanos, los Coen, han filmado la película ganadora de los Óscar de este año, “No es país para viejos”.
Reconozca usted, amable lector, que en cuanto han leído que me dedico a la vieja profesión de sacar gente de este mundo, usted ha pensado en Anton Chirgugh, ese desquiciado personaje interpretado por Javier Bardem. Y es verdad que Chirgugh cumple bien con los trabajos encomendados. Es eficaz. Pero no es eficiente. Porque es un psicópata. No es de recibo que el individuo vaya matando a diestro y siniestro, sin ton ni son, a tirios y troyanos. Son tipos como Anton los que dan mala fama a nuestra profesión.
Si realmente quieren saber cómo es nuestro trabajo, lean las novelas de Barry Eisler, protagonizadas por un mestizo japonés y americano que ha hecho del asesinato por encargo una de las más bellas y refinadas artes.
Sí. Confieso que he leído. Y visto películas. Porque los asesinos a sueldo también tenemos una vida fuera de nuestra profesión. Somos personas normales y corrientes, como usted, que paseamos por las calles, hacemos deporte y vamos a los bares.
Pero no quiero abrumarles. Ya tendremos ocasión de ir conociéndonos, poco a poco. Porque al entrar en el Clan de los Sicilianos, nos hacemos un poco más visibles, aunque sea una visibilidad virtual y a distancia.
¿Nunca quisieron conocer a un asesino a sueldo?
Ésta es su oportunidad.
Fdo.- Remy.
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1 comentario:
Es que los unicos asesinos a sueldo que caen bien son los que tienen un codigo de honor y eso cada vez es mas ficcion en esa y otras profesiones ¿no?
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