lunes, 14 de abril de 2008

¿Autónomos o multinacionales?

Mi Luigi y yo firmamos hace años un documento por el que nos comprometíamos, por el bien de nuestra relación sentimental, a no traernos el trabajo a casa. O sea, yo no le hablo de mis suicidios y él no me da la vara con los matrimonios (otra forma de suicidio, pero mejor vista socialmente) que ayuda a disolver desde su despacho de abogado.

Pero es que una lee noticias como la que sigue y no puede dejar de comentarlo con el pariente, claro.

Dignitas desea extender suicidio asistido a personas depresivas. La organización espera beneficiarse de un vacío de las leyes helvéticas para extender este servicio.”

“Ya te dije que tu negocio se terminaría un día u otro”, me comenta Luigi, como quien no quiere la cosa, al enterarse del asunto. “Y cuando esto lo cubra la Seguridad Social, ni te cuento”. Y tiene razón el picapelitos, hay que joderse, tiene razón.

Y es que el segmento de mercado en el que han actuado hasta ahora empresas como Dignitas o los servicios de salud estatales de unos pocos países nunca ha sido mi segmento de mercado. Jamás he aceptado como cliente a una persona con una enfermedad terminal, pues en ese caso seguro que habría terminado haciendo el trabajo gratis, que bastante tienen los pobres con lo que tienen.

No, mis clientes son personas sanas que, por la razón que sea (nunca pregunto por qué alguien quiere encargar su propia muerte) han decidido irse al otro barrio y no tienen el valor necesario para hacerlo por sí mismos. El valor o los medios, que, como suelo decir, a ver quién es el guapo que tiene una viga a mano o una araña de esas de bronce de la que colgarse, que las casas de ahora ya no son como las de antes. Vamos, que te cuelgas de una lámpara del Ikea y, como mucho, te tuerces un tobillo en la caída.

Pero claro, si las multinacionales pretenden que la legislación les permita extender sus servicios a individuos que atraviesan por un mal momento personal y, por tanto, sí pueden ser mis clientes, ¿qué queda para los autónomos como yo? ¿tendremos que terminar trabajando a nómina para Dignitas S.A., EasyDeath Co. Ltd. o similar?

Por el bien de mi negocio espero que siempre haya clientes que prefieran un trato más familiar, una atención más personalizada que la que proporcionan estas cadenas deshumanizadas. Que no es lo mismo comprarle la fruta a la verdulera de la esquina que hacerlo en una gran superficie, en la que tú coges la piezas, las pesas, le pones la pegatina con el precio a la bolsa y no ves a una persona hasta que llegas a la caja. Pues con los suicidios, igual.

Si no, me veo aceptando casos en los que nunca he entrado y entonces pasaré a ser competencia directa de verdaderos sicarios como quienes me acompañan en este Clan.

Lo siento, chica y chicos, pero de algo hay que vivir.

2 comentarios:

Merche Verdugo dijo...

A todo sector le llega su restructuración, su reorganización, su reajuste o llamalo como quieras, Tana, amore. Pero hay que renovarse o morir o dejar de matar.

Tana Marcchese dijo...

Ya, pero algo debería hacer el Gobierno con nosotras. No sé, un plan de reconversión industrial, ayudas de la Unión Europea como las del campo, jubilaciones anticipadas...