jueves, 13 de marzo de 2008

¡Asesinos a sueldo a mí! (2)

Keller lleva una vida verdaderamente envidiable. Vive en Nueva York, que ya es un puntazo, en una buena calle, en un buen piso, y tiene un más que buen pasar. Como sucede a la mayoría de los de su gremio, de vez en cuando recibe una llamada y tiene que coger varios aviones, atravesar de punta a punta el país y ponerse manos a la obra.

El problema de Keller es que la faena le dura poco y tiene muchísimo tiempo libre: días y días con sus horas y sus minutos, tiempo y tiempo que, curiosamente, no sabe cómo matar.

En fin, que el hombre se aburre y lo intenta todo. Primero se le ocurre comprarse un perro, pues los chuchos, ya se sabe, te llenan bastante la vida con eso de que hay que darles de comer, lavarlos, sacarlos a pasear y llevarlos al veterinario.

Luego le da por la filatelia. Así, por las buenas, y va y se especializa en sellos de no sé qué país y no sé qué época, porque, según cuenta, las colecciones generales vo valen nada. [Yo tengo en casa una de cuando era pequeña, de sellos de Franco, con coloritos, preciosa; pensaba que algún día me darían unos eurillos por ella, pero Keller me dijo que nanay.]
Keller tiene, pues, un vacío interior que sólo se colma cuando trabaja. Porque Keller es condenadamente bueno en lo suyo. Viaja, se aposenta, husmea unos días por los alrededores, contacta, intima incluso en ocasiones, liquida y se larga. Impecable. No se puede hacer mejor.

Es una vida curiosa la de Keller. A mí me gusta.


NOVELA:
Lawrence Block: Hit Man
Diagonal, 2002

4 comentarios:

Tana Marcchese dijo...

Veo, Merche, que compartimos el gusto por el mismo tipo de hombres. En fin, espero que seamos profesionales y esto no nos traiga problemas de convivencia, bonita.

Por cierto, ¿no te parece que nuestro común amigo Keller puede terminar como el bueno de Tony (Soprano), con tanto lío existencial que se lleva en la cabeza?

Y luego dicen que somos nosotras las que más recurrimos a psicólogos...

Merche Verdugo dijo...

Tranquila, Tana, cielo, que yo ya no me pego con nadie por ningún tío, y menos con una compi de clan.
El estar sin curro hace que uno se coma la cabeza, es cierto. También es cierto que somos nosotras las que más recurrimos a psicólogos, pero no las que más lo necesitamos.

Feliciti dijo...

Interesante ese keller,aunque no de mi estilo que conste,jajaja!!

Merche Verdugo dijo...

En realidad, tampoco es de mi estilo, Goroka. Yo lo admiro profesionalmente. Nada más.