viernes, 14 de marzo de 2008

Tarde de domingo

Hasta hace bien poco era de las que pensaban que las tardes de domingo eran una auténtica mierda. Cuando era joven porque las consideraba un residuo inútil del sábado; luego, por pensar que no eran sino el preludio de un odioso lunes.

Sin embargo, la madurez ha hecho que las vea de otro modo.

Giovanni, mi hijo, sale con el postre en la boca para verse con los amigos. Luigi, mi Luigi, se coloca la almohadilla bajo el brazo y se va al fútbol. Luego llega hecho una furia y jurando que no vuelve más, que el próximo año no renueva el abono, que para ver a cuatro mataos en pantalón corto no hace falta pagar un duro. Y yo, mientras, me quedo en casa como una reina, tumbada en el sofá y con la única compañía de mi perro y mis libros.

Y luego, la noche. Giovanni en el messenger y Luigi y yo, provistos de sendas bandejas -hay que ver los bocadillos de chorizo y queso que prepara mi marido cuando quiere, ríete tú de la nouvelle cuisine- y la litrona de oferta del Mercadona o el Eroski más cercano, los dos frente al televisor. Y es que el domingo por la noche toca peli de Agatha Christie.

Sí, ya sé, a lo mejor las historias de la Christie resultan demasiado inocentonas, anticuadas y clasistas para lo que se pudiera esperar de una mujer como yo, pero si de cría disfruté con las novelas, de adulta me encanta ver esas versiones cinematográficas y disfrutar con las interpretaciones de mis mitos celuloídicos, y algunos ya celulíticos, por qué no reconocerlo: Peter Ustinov, Jane Birkin, Liz Taylor, Angela Lansbury (¿o es Jessica Fletcher?), Rock Hudson, Ingrid Bergman, Tony Curtis, Lauren Bacall, Sean Connery, Vanessa Redgrave...

Además, como somos de poco viajar agradecemos que la gata nos lleve por Oriente, por el Nilo, por la campiña inglesa... o por el Adriático, cuerpos victorianos tendidos al sol como trozos de carne difíciles de distinguir que diría ese belga afrancesado o francés abelgado de Poirot, Hercules Poirot.

Nos lo tomamos muy en serio, como cuando veíamos el Un, dos tres y jugábamos a adivinar dónde leches estaba la Ruperta y dónde el apartamento (en Torrevieja, Alicante, dónde si no). Sacamos las libretas y vamos tomando nota de las pistas que se nos ofrecen al tiempo que lo hace Poirot, pero lo que más nos gusta es tratar de averiguar cuál es el as que se guarda bajo la manga la buena de la Christie: esa nota anónima que sólo el investigador conoce, ese reloj que sólo él sabe que atrasa, ese veneno del que no sabíamos nada y luego resulta ser determinante... Trampas que hacen que nunca acertemos con el culpable. Bueno, sí, lo adivinamos en el Oriente Express, pero es que con ese final a ver quién no lo adivina.



Nunca nos acordamos de sus nombres, siempre nos referimos a los personajes como "la tía de la pamela", "la vieja bruja", "la niña repelente" o "el calvorotas del bigote". Y siempre acabamos discutiendo, mi Luigi y yo, porque los dos afirmamos -a toro pasado- que ya suponíamos desde el principio la identidad del asesino.

Pero el que nunca falla es el perro, que los mira a todos con indiferencia canina y se va a un rincón del salón a soñar con sus huesos, que no necesariamente deben pertenecer a un cadáver desenterrado.

Luego viene una semana de intenso trabajo, Luigi en su despacho de abogado peleando con sus aspirantes al divorcio, Giovanni en clase -eso dice él, el tutor debe tener otra opinión diferente porque no hace más que llamarnos para decir que lleva días sin hacer acto de presencia- y yo con mis flores y mis suicidios, que de algo hay que comer. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, porque el próximo domingo toca otra peli. Creo que le toca a Miss Marple.

Hace algún tiempo le pregunté a Remy, uno de mis colegas en el Clan, si él quería más a papá o a mamá. ¿Cómo? -me respondió. Le aclaré que me refería a Poirot o miss Marple, y me contestó que una madre siempre será una madre. Vale, en mi caso el argumento no sirve, porque para una madre como la que me tocó a mí en el sorteo habría preferido un buen jamón o una simple chochona. Incluso la muntan bai esa de las ferias ("qué guay, qué guay, qué guay, se lleva la muntan bai"). Sin embargo, coincido con Remy y la Marple es mi preferida, capaz de resolver cualquier crimen mientras arregla el jardín, hace punto de cruz o prepara una compota. Poirot, en cambio, me parece más afectado, siempre pendiente de ese ridículo bigote que debe enfundar y amarrar a las orejas cada vez que se va a dormir.

Pero claro, sobre gustos no hay nada escrito, así que tú, ¿qué? ¿marplelista o poirotista?

13 comentarios:

Anónimo dijo...

La primera vez que cayó en mis manos una novela de doña Agatha "La Casa Torcida" me pareció que esas historias me enganchaban y busqué ,afanosamente, una y otra, y las leía vorazmente. Fué allá por el verano del 60 y compartía con Luger,Kane,Manz,Carrados, Prado, sin olvidar a Crompton mis lecturas adolescentes . He extraviado casi todas mis novelas de ella , en mudanzas, préstamos ... pero la magia en "Diez Negritos" o "El asesinato de Roger Ackroyd" hace que sea ,para mí, el origen de todas mis intereses negro-intrigo-policíaco. JOSÉ DIEGO

Tana Marcchese dijo...

A mí los sesenta me pillaron todavía en el vientre de mi "querida" madre, pero como quiera que las novelas de Agatha y Simenon (por citar a dos) son absolutamente intemporales, es fácil encontrarlas en reediciones o rastrillos. ¡Esa editorial Molino, con su letra menuda que tanto ha contribuido a la presbicia de miles de lectores!

En todo caso, no puedo estar más de acuerdo contigo al colocar a la tía Agatha en el origen de los gustos criminales de varias generaciones de lectores.

Noemí Pastor dijo...

Yo me pasé la infancia entera en compañía de la señora Christie, a quien Dios tenga en su gloria. Ella tiene la culpa de todo.
Y soy poirotista: es más mundano, más cosmopolita, más "charmant" que la señora Marple, que tampoco me cae mal, ojo. Así que, minuto y resultado: Marple 2, Poirot 1. De momento. A ver qué dice el resto de la parroquia.

Merche Verdugo dijo...

Pues a mí me caen los dos fatal: unos señoritingos pijos, unos estirados y un poco paletos. ¿Puedo votar en negativo?
Venga, no, deja. Si me obligáis, voto por Marple.

Anónimo dijo...

Pues sí que con la señora Christie nos hemos iniciado en esto de los placeres negrocriminales varias generaciones, sí, porque un servidor se enganchó al tema, y comenzó su dieta literaria, rica en cadáveres, que dura hasta hoy, allá por los mediados de los 90', cuando contaba con unos 14 añitos, más o menos.

Fue con "Muerte en el Nilo", no se me olvidará en la vida, y todavía recuerdo la pasión, la intriga y la emoción con que devoré la novela, y el auténtico nerviosismo con que viví la resolución del misterio a cargo del gran Hércules Poirot, para quien va inevitablemente, pues, mi voto. Después leí muchas más novelas de Doña Agatha, naturalmente, y descubrí que tuve suerte, pues "Muerte en el Nilo" me sigue pareciendo, a día de hoy, y varias decenas de novelas de la misma autora después, una de las mejores obras de la Christie, junto con "Cinco cerditos", "El asesinato de Roger Ackroyd", "Diez negritos", "El misterioso caso de Styles" y muchas otras. Eso sí, creo que nunca más volví a vivir tan intensamente la lectura de ninguna novela, ni de ella ni de ningún otro autor, pero ya se sabe que como la primera vez, ninguna, claro.

Por cierto, ahora que lo pienso, me parece particularmente apropiado que las adaptaciones cinematográficas de sus novelas las protagonizaran todas esas viejas estrellas de la edad dorada de Hollywood, muchas de ellas ya en el ocaso de su carrera, para entonces. No se me ocurre nadie mejor para darle vida al decadente universo de la escritora, la verdad.

Y bueno, por aportar algo más a la conversación, batallitas personales aparte, muy curioso el homenaje que Edward Gorey le rindió a tita Christie y a su particular universo literario en uno de sus peculiares relatos ilustrados. Visto su gusto casi obsesivo por la época victoriana y su estética, así como por las atmósferas lúgubres, decadentes y enfermizas, lo cierto es que no me sorprende que fuera un auténtico enamorado de todas sus novelas.

Pues eso, que larga vida a Doña Agatha Christie, grande entre las grandes, y a todas sus creaciones, aunque estoy completamente convencido de que nos sobrevivirán a todos nosotros.

Un día de estos debería volver a leerme algo suyo, que hace ya años que no le meto mano a ninguno de sus libros. De momento ando con "La madriguera", de Ross Thomas, que tampoco está nada mal.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Antes no emití mi voto, sea para Miss Marple. JOSE DIEGO

Anónimo dijo...

En cuanto a "Muerte bajo el sol", la película, conviene recordar a su guionista, el gran Anthony Shaffer, tristemente fallecido hace unos pocos años. Nadie mejor que él para adaptar a la dama: compitió con su eterna "Ratonera" en los teatros londinenses con "La huella" (objeto de dos versiones cinematográficas: una obra maestra de Mankiewizc y una curiosidad bienintencionada de Branagh) y siempre ha hecho gala de su afecto (jamás reñido con la ironía) por el whodunnit a la antigua usanza.
Y hablando de obras maestras... ¿qué me dicen de la maravillosa "Testigo de cargo"?
O hablando de "La ratonera" y de ironías postmodernas... ¿alguien vio el divertidísimo montaje de Ramón Barea?

Ah, señora Verdugo, si le parecen tan pijos Monsieur Poirot y Miss Marple... me pregunto qué pensará de un Philo Vance, por poner...

Merche Verdugo dijo...

¿Que qué me parece Philo Vance? Extraterrestre.

Dante Bertini dijo...

diría poirot, pero sé que frente a él me sentiría cortado, así que elijo a la marple, que es como la abuela que no tuve.

Lucía dijo...

Me quedo con Miss Marple, de mayor quiero ser como ella.

Tana Marcchese dijo...

A ver esos y esas marplelistas, que "Bigotillo" va ganando con comodidad y eso no lo podemos consentir... Como diría la Esteban, ¡Arriba la Marple!

Y, como dice en otro comentario mi compinche la signora Verdugo, es una gozada tener una banda de amigos tan bien informados como los que se pasan por esta guarida.

39escalones dijo...

Poirot, sin duda. Tras "El asesinato de Rogelio Ackroyd" no puede ser de otra forma.

Peke dijo...

El encanto de Miss Marple, tan aparentemente simple, no lo tiene Poirot, aunque el segundo no me cae mal, al contrario. De todas formas prefiero a Marple.