lunes, 10 de marzo de 2008

Dos casos para Tabor Süden

Dicen que las sicilianas son mujeres sumamente celosas. Sinceramente, cariño, me importa un bledo, que diría aquel. Y es que me pasa como a la signora Verdugo, que de Sicilia conozco lo poco que he visto por la tele y lo mucho que me ha contado uno de mis mejores amigos. Salvo, quién si no. Bueno, Salvo Montalbano por si no habías caído, pero es que como suele venir bastante por casa ya tenemos la confianza necesaria para tratarnos de tú y por el nombre de pila. Mí, Tana; tú, Salvo.

De todos modos, no sé cómo reaccionaría si pillase a mi Luigi con otra. Probablemente le mataría, porque recurrir a un abogado es un dispendio que no me pienso permitir. Además, él mismo es abogado, y matrimonialista, y de los mejores. Así que seguro que decidía representarse a sí mismo y me dejaba incluso sin la floristería, y eso que está a mi nombre exclusivamente.

Bueno, pero no divaguemos. Valga esta introducción para señalar que, muy de vez en cuando, encuentro por ahí a algún hombre que merece la pena. Casi siempre, claro, son del gremio. No, no son floristas ni suicidadores, me refiero al gremio que nos agrupa a todos aquellos que nos dedicamos al crimen, independientemente de en qué lado de la barrera nos encontremos. Y, por razones obvias, suelo conocer a más policías que ladrones, mucho más escurridizos y menos propensos a dar la cara estos últimos.

La verdad, casi todos son unos sosos e inmaduros. Les deja la esposa y se echan en brazos del alcohol como si fueran adolescentes en pleno finde y eso, para los anglosajones o nórdicos (que suelen ser mayoría) debe salir por un pico, que no hay más que ver el precio que lleva el vino para sangría en Irlanda o Inglaterra sin ir más lejos.

Tabor es diferente. Beber, bebe; y un huevo, me atrevería a decir. Además no es de esos que sólo toman exclusivas marcas o les gusta mezclado pero no agitado, o al revés, que siempre me lío. Qué va, qué va, este hace a todo: cerveza, grappa, vino tinto, schnaps (no busques en el Google, yo te lo digo: schnaps es el término que engloba a todos los licores que calientan y sientan bien)…

Tiene otra cosa que me gusta: por una vez, se trata de un policía que no trabaja en Homicidios sino en Desaparecidos. Y me gusta porque así no me cruzaré en su camino si alguna vez cometo un error que pueda despertar las sospechas de la pasma o de la familia del finado de turno.

Trabaja en Munich, lo que supone una putada porque me cae un poco a desmano. Además, ya he dicho en alguna ocasión que no suelo viajar demasiado. Encima no tiene móvil y para poco en casa, así que podemos pasar meses sin hablarnos. Pero cuando lo hacemos da gusto, porque es un excelente conversador y, de hecho, sus casos suele resolverlos a fuerza de interrogatorio. No sé, aunque yo era muy pequeña entonces, mi tío Ramón me hablaba mucho de un tal Maigret y este Tabor me lo recuerda en cierto modo. Porque según mi tío, también a Maigret le gustaban los interrogatorios y no dejaba taberna sin someter al oportuno registro.

Tampoco tiene novia fija, sólo una tranviaria en la que no piensa demasiado cuando le sale por ahí algún rollito de primavera. Y reconozco que a primera vista puede resultar un poco macarra, con los pantalones de cuero con cordones entrelazados en los costados, la camisa blanca, una chaqueta también de cuero… Vamos, que sólo le faltan los zuecos y el cinturón con cabeza de león que llevaban muchos pringaos en mi barrio cuando era cría. Pero es un buen chico, que te lo digo yo y de esto sé un rato largo.

Ah, su apellido es Süden y de momento sólo ha resuelto un par de casos que ha guardado en unas vistosas carpetas amarillas y negras rotuladas como La promesa del ángel caído y El bebedor del tranvía.

¿A que es un encanto poniendo títulos a sus expedientes?



La promesa del ángel caído
El bebedor del tranvía
Friedrich Ani
Plataforma Editorial

4 comentarios:

Merche Verdugo dijo...

Hija, Tana, como no nos lee, podemos ponerla verde. Livia, la churri de Salvo, no sé si es siciliana o genovesa, pero me da igual: NO LA AGUANTO. Qué loba, qué avinagrada, qué marujona mala, qué acaparadora... De verdad que no sé qué ve Salvo en ella. Y le es superfiel.

Jesús Lens dijo...

Tana, yo tengo que viajar a Alemania. He de encontrarme con un huelebraguetas que se lalma Kayankaya. Que tié cojones. Si quieres, hago alguna gestión cerca del individuo éste...

Tana Marcchese dijo...

Bueno, la Livia de todos modos se lo tiene que currar, porque no nos olvidemos de la competencia de la lagartona sueca, Ingrid creo que se llama

JA dijo...

Ya he leído las dos novelas son rápidas y entretenidas, y se agradece la letra gorda.
Por cierto, hay una gitana en este clan adivinadora, ya que una de las novelas que tengo encima de la mesita es "El Clan de los Sicilianos" en la edición Planeta Bolsillo. Recomiendo a este clan, dos cómics: Criminal, una pasada (Brubaker- Phillips) y La Guarida del Terror (que placer recitar esos versos de Poe y que trabajo de Corben.
Un Disparo,
El Clan de la Fortuna