jueves, 27 de marzo de 2008

¿Por qué siempre se tienen que ir los mejores?



De acuerdo, tal vez resultase un poco sádico, innecesariamente violento en ocasiones, incapaz de contener esa risa enfermiza que tanto le marcó mientras veía caer a una pobre anciana por las escaleras. Quizás sus métodos y motivaciones pudieran resultar cuestionables. Tal vez se ensañaba en exceso cuando se entregaba a su trabajo, pero hay que reconocer que Tommy Udo fue uno de los mejores en este oficio nuestro.

Descanse en paz un compañero.

1 comentario:

Merche Verdugo dijo...

Tranki, Tana, colegui. Trankis sicilianos todos, porque, gracias a mi serie "¡Asesinos a sueldo a mí!", encontraréis nuevos referentes profesionales. No conozco la modestia.